Sunday, November 9, 2014

Perfección del Carácter


Al ser el carácter una composición de emociones, vivencias, conducta y talante podemos decir que el carácter es netamente personal. Ósea que el carácter es la forma en que una persona puede percibir y afrontar una determinada situación. Gracias a Dios que este factor determinante en el proceso de ser emprendedores puede ser moldeado debido a que gran parte de él proviene de parámetros y paradigmas  creados al momento de nuestra educación ya sea tanto escolar como la educación en el seno familiar.  

En mi caso personal mi carácter fue moldeado de una manera muy artesanal, ya que tuve la gran bendición de ser criado por mis abuelos, pero esta bendición a la hora de enfrentarse al mundo real no suele ser tan buena. Mi carácter era muy débil, muy accesible por todo tipo de situaciones, todo me afectaba, vivía lleno de miedos infundados, vergüenzas, y debilidad a la hora de querer exponer y reclamar mis derechos.

Cuando salí de mi casa a la edad de 19 años supe lo mal que la pasa un individuo con el tipo de carácter que yo tenía.  Llegué a este país (Estados Unidos)  con el propósito de salir adelante como todos los que venimos aquí, pero también llegué con una mano adelante y otra atrás. Los familiares que me dieron posada por un tiempo supieron mostrarme la realidad de un inmigrante, además de pasar por muchas necesidades y abusos también tuve que realizar muchos trabajos que no eran precisamente el tipo de trabajo al que yo había estado acostumbrado en mi país natal. Hasta que 4 años después de mi gran llegada caí en una profesión que me permitió aprender mucho y llegar a ser casi un experto en la materia, a lo largo de cinco años me desempeñé como ayudante de topografía o land survey como se conoce en ingles aquí.  La insistencia de un socio capitalista puso final al periodo de transición de ayudante a trabajador independiente, por más de tres meses mantuvo él la idea de crear empresa, yo al mando y el apoyando con capital, pero mi débil carácter no me dejaba abordar el mundo de oportunidades que se deleitan cuando ingresas a las filas de ser empresario. Desde la comodidad de mi trabajo pude armar una red de clientes antes de tomar el gran salto de abandonar lo seguro por lo que Dios sabe qué.

Día uno como empresario, salimos a desarrollar el pedido de nuestros clientes, para demostrarles que nosotros éramos cumplidos e idóneos, comenzamos la jornada laboral a altas horas de la mañana gracias a mi socio capitalista que se encargaba de llevar y traer al ayudante y los equipos necesarios. No pudimos terminar el trabajo a tiempo.

Día dos como empresario, salimos nuevamente tarde, desde las 7:00 AM que necesitábamos empezar para que nos rindiera el día, no fue hasta las 10:30 Am que cogimos camino.

Día tres como empresario, tarde nuevamente, ya el cliente me había llamado la atención por dejar los trabajos incompletos y un día más creo que me haría perder mi primer cliente. Por tercera vez consecutiva hablé con mi socio de lo malo que le hacía al negocio sus llegadas tardías. La reacción de mi socio capitalista fue el decirme que no le gustaba el trabajo y que los equipos eran de él.  

En conclusión al tercer día de empresario tuve que enfrentar perdida de capital, abandono de puesto de trabajo por los trabajadores, incumplimiento de contratos, pérdida y como si fuera poco la inversión para continuar por mi propia cuenta era mayor a los ocho mil dólares, dinero que yo no tenía ni en mis sueños.

El panorama no era para nada alentador, mis sueños quedaron tirados por el piso como los de cualquier fracasado, pero como dicen, la suerte acompaña al que trabaja. Me tocó meter mis penas, miedos, rencores, insatisfacciones en la trastienda y dedicarme a tocar puertas para lograr reunir lo más esencial, comprar los equipos.  Después de una semana de tocar puertas pude encontrar quien me prestara el dinero sin ningún interés, no tenía que darle ninguna porción de mis ingresos solo capital. El paso siguiente fue nuevamente buscar los clientes, tomé la guía telefónica y uno en uno fui llamándolos y ofreciendo mis servicios, de unos cincuenta que les hice labor de mercadeo me aceptaron tres con grandes pedidos. El paso final fue el buscar a mi equipo de trabajadores, gente idónea con la cual me quise rodear.


Esa vez aprendí lo mucho que cuesta tomar una decisión, lo cerca que esta el fracaso de la puerta, y lo difícil que es ser empresario. Esa vez descubrí mi verdadero carácter. 

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